
Presentación del libro escrita por Álvaro Álvarez y Claudia Korol
En sus comienzos, daba clases bajo un árbol. Había alfabetizado a miles y miles de obreros del azúcar en Pernambuco, para que fueran capaces de leer el mundo y ayudaran a cambiarlo. La dictadura militar lo metió preso, lo echó del país, y le prohibió el regreso. En el exilio, Paulo anduvo mucho mundo. Cuanto más enseñaba, más aprendía.
Eduardo Galeano (Los hijos de los días)
Cien años cumplió Paulo Freire el 19 de septiembre de 2021. Pasada la fecha, el mundo todavía lo celebra. No como efeméride, no como gesto nostálgico, sino repensando activamente sus aportes, sus enseñanzas, la pedagogía de los oprimidos, oprimidas y oprimides, la pedagogía de la rabia, la indignación, la rebeldía, y la esperanza.
A pesar de la condena realizada por Bolsonaro y la cultura fascista que lo rodea, que pretendió mandarlo nuevamente al exilio o a las catacumbas -como años atrás lo hizo la dictadura brasileña-, Paulo floreció en su centenario, y con el coraje de sus herederos y herederas creció en varias direcciones, y fue “palabra generadora” para diferentes diálogos relacionados con las resistencias populares, y con la creación de alternativas desde abajo y desde los pueblos.
Paulo está presente de muchos modos en los territorios libres, y en eso reside la magia de su multiplicación. Lo vemos habitualmente en los campamentos y en las escuelas campesinas de las, les y los Sin Tierra de Brasil, lo vemos en los lugares donde la Revolución Cubana reafirma el pensamiento crítico revolucionario, lo encontramos en los centros de educación popular descolonizadora de la resistencia palestina. Andando por el mundo, “desencubrimos” sus huellas en la memoria rebelde de Mesoamérica, en los caracoles zapatistas del sudeste mexicano, en Haití, Puerto Rico, donde hizo ejercicios de educación antirracista y antimperialista. La educación popular es parte de la memoria de lucha revolucionaria en El Salvador, Guatemala, Nicaragua. En Honduras creció como resistencia al golpe de estado, y como parte de las organizaciones emblemáticas de ese país, que nos enseñaron a volverla acción, en experiencias sumamente creativas como las lideradas por Berta Cáceres y Miriam Miranda. El movimiento de educación popular amplía sus modalidades y temáticas en las primeras líneas de la revuelta colombiana, de la revuelta chilena, en los levantamientos antifascistas en Perú, en Bolivia, en las misiones y comunas bolivarianas de Venezuela, y se levanta en el sur del sur del mundo hasta la Patagonia rebelde.
El Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía, como parte de la Red de Redes de Educadores y Educadoras Populares, con el apoyo y participación de CEAAL (Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe), realizó desde el 2 de mayo de 2021 (fecha en que se cumplían 24 años de la partida física de Paulo de este mundo que ayudó a embellecer), hasta el 19 de septiembre (cuando se cumplieron 100 años de su nacimiento), encuentros de 13 Círculos de Cultura Popular constituidos por compañeras/os/es de distintos movimientos populares, educadoras/es populares, que reflexionaron en esos espacios sobre distintas temáticas:
- Educación popular, preguntas desde nuestras experiencias y territorios.
- Educación popular migrante y antirracista.
- Luchas antiextractivistas y educación popular.
- Educación popular y pedagogías feministas.
- Aportes de la educación popular a la lucha contra la criminalización.
- Educación popular y salud popular.
- Educación popular y pedagogías de la memoria.
- Educación popular y masculinidades.
- Educación popular y arte popular.
- Diálogos entre Jineolojî y Educación Popular
- Alfabetización y Educación Popular
- Construcción comunitaria, trabajo voluntario y Educación Popular.
- Niñeces y Educación Popular.
Realizamos a la vez diálogos para refundamentar teóricamente algunos aspectos centrales de la Educación Popular, interpelando e interpeladxs por el pensamiento y la experiencia del Che, Mariátegui, José Martí, Fidel Castro, Paulo Freire, Antonio Gramsci y Rosa Luxemburgo.
Antes de comenzar, y al finalizar este proceso de Círculos de Cultura Popular y de Diálogos, realizamos asambleas para poner en común el proceso, colocar las preguntas centrales, pensar la metodología, y luego socializar los aprendizajes, con el objetivo de crear colectivamente teoría que aporte a las experiencias de poder popular, feminista, antirracista, con horizonte socialista.
Estas iniciativas, donde participaron compañeras y compañeros/es más allá de las fronteras coloniales, estuvieron interactuando con otras que se multiplicaron en el continente (y más allá también), como parte de un tiempo en el que la pedagogía política de la educación popular abrazó a colectivos, organizaciones, movimientos, que intentan cada día enfrentar los impactos de la violencia capitalista, colonial y patriarcal sobre cuerpos y territorios.
Una parte de estos diálogos se realizaron en el contexto de la pandemia mundial, de modo que el esfuerzo por generar una comunicación verdadera, diálogo de saberes, fue más intenso de lo habitual, y cargado de las tensiones y angustias que genera la virtualidad. Sólo los últimos encuentros, en los que socializamos los aprendizajes, fueron realizados de modo presencial, lo que significó una gran alegría, al poder retomar algo tan esencial para los procesos de enseñanza y aprendizaje como es el encuentro de los cuerpos en movimiento, el abrazo cómplice, la palabra acción que se reconoce en el gesto que acuerpa, acaricia, y devuelve con la mirada gestos de nuestra identidad colectiva.
Hilar ideas, bordar pensamientos y sentimientos, colorear los bocetos de los mundos imaginados, limpiar los discursos de verborragia, pensar lo que deseamos, lo que hacemos, y las distancias y cruces entre estos distintos momentos, ha sido una aventura esperanzadora. Porque las políticas de control buscaron borrar y deshilachar las redes de respuesta popular y colectiva a la crisis, encerrándonos en nuestras casas, echando montañas de miedo sobre nuestras posibilidades de empujar la historia. Sin embargo, hoy sentimos y celebramos que no lo lograron. Una y otra vez, saltamos el corralito de la parálisis sabiendo, como nos enseñó Rosa Luxemburgo, que “quien no se mueve, no siente las cadenas”.
Algunas palabras claves para el alfabeto político creado en este andar fueron sanar, resistir, rebeldía, movimiento, cuerpo, comunidad, territorios, deseo, juego, primera línea, revuelta, revoluciones.
Sanar fue una palabra repetida, tanto en el círculo de salud popular, como en otros. Hablamos de sanar no como experiencia individual, subordinada a la medicina hegemónica y al mercado farmacéutico, a los centros de salud privados, a la cultura del control y la obediencia “paciente”, sino como experiencia de cuidado, de amorosa lectura comunitaria de la realidad, de ejercicio del derecho a decidir sobre nuestras vidas.
El deseo de sanar nos hizo preguntar qué es lo que nos enferma y mata, e identificamos: las políticas extractivistas que contaminan, saquean, destruyen a la naturaleza y a las comunidades; la precarización laboral que sobreexplota nuestra fuerza de trabajo; los dolores que guardamos como heridas provocadas por la memoria de los genocidios, de las violencias, del racismo, del patriarcado. ¡Cuántos modos de enfermarnos y matarnos tiene el sistema patriarcal, capitalista, colonial! No hay sanación real, entonces, sin revolucionar las estructuras de poder. Y hablar de sanar, es hablar de realizar las revoluciones que necesitamos.
Si bien Paulo Freire aportó herramientas políticas y metodológicas para comprender las opresiones, y para ampliar la acción cultural para la libertad, en pleno siglo 21 se amplía la percepción sobre el lugar del patriarcado en la violencia cotidiana que sufrimos mujeres y disidencias. Por eso en el alfabeto político construido colectivamente en este año intenso, hay lugar para varias palabras generadoras que nacen de la lucha feminista. La comprensión del cuerpo como primer territorio en el que se vivencian las opresiones, y donde encontramos las energías transformadoras y creativas para las revoluciones necesarias, es un lugar fundamental que enriquece la experiencia de la educación popular. Partir del cuerpo individual y del cuerpo colectivo, de la comunidad en los territorios, es clave para que los movimientos que estamos organizando en estos tiempos se nutran de la materialidad de los espacios territorios que habitamos, donde nos alejamos de la cultura antropocéntrica para redescubrirnos parte de la naturaleza, como nos enseñan los pueblos originarios que son parte de estos diálogos de saberes, alumbrando con la fuerza de la ancestralidad, los desafíos de la posmodernidad.
El círculo de feminismos dedicó una jornada especial a pensar las experiencias revolucionarias y populares de Abya Yala: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, y sus devenires diferentes y complejos. Subrayamos la necesidad política e ideológica, para las luchas populares, de pensar las revoluciones, aprender de sus proyectos, e interpretar cuando –como en el caso de Nicaragua- el mismo grupo de poder que las realizó las encauza como contrarrevoluciones.
No se trata de “amor romántico” hacia las revoluciones existentes, sino de distinguir en nuestros análisis políticos los lugares realmente existentes de acumulación de fuerzas y de aprendizajes, y volvernos insaciables en la sed de saberes y en la imaginación de nuevos mundos. La educación popular como pedagogía de las revoluciones, no puede pasar de largo de la mirada crítica de esas experiencias en las que los pueblos se juegan la vida. No podemos repetir el dogmatismo que da vuelta la página sin análisis, mutilando el pensamiento crítico. No podemos tampoco caer en el pragmatismo de resolver las contradicciones “huyendo hacia adelante” con una intensificación del activismo. Si el objetivo fundamental de la educación popular es aportar desde la crítica de la vida cotidiana, a generar las revoluciones necesarias, no podemos ser indiferentes ante sus avatares, sus contradicciones, sus luces y sombras. La educación popular tiene que reunir los elementos de análisis que permitan el encuentro del deseo, las reflexiones históricas concretas, y la dimensión lúdica que hace de las revoluciones aventuras permanentes. Por eso, a la vez que teorizamos colectivamente desde nuestras experiencias, nos vamos volviendo sujetos/as/es políticxs colectivos que protagonizamos nuestra historia, la decidimos, la hacemos, la sufrimos, la celebramos.
Fueron especialmente inquietantes los diálogos de saberes con las compañeras del Movimiento de Mujeres de Kurdistán, quienes compartieron los modos de educación y de creación de conocimientos desde la mirada de Jineolojî (ciencia de las mujeres). Fue emocionante aproximarnos a la experiencia concreta, y conocer las herramientas con la que analizan la realidad, no sólo desde los textos políticos de su movimiento, sino también desde sus sentimientos, sus mitos y cosmovisiones, su memoria ancestral -en diálogo con la memoria de pueblos mayas, diaguitas, aymaras- y sus prácticas transformadoras.
En todos los círculos estuvo presente el intercambio de reflexiones, miradas, sentires. La educación popular logró salir del laberinto del desencuentro programado, del virus mortal que juega a las escondidas con nuestras vidas, de las políticas desaparecedoras de los Facundos, las Cecilias, les Tehuel, de las lógicas del miedo internalizadas en nuestras subjetividades. Salió del laberinto apostando a nuevas maneras de jugar y jugarnos. La dimensión lúdica de la educación popular permitió inventar símbolos, rehacer juegos virtuales, cerrar los ojos e imaginar un tiempo fuera del tiempo y un espacio fuera del cuadradito de la computadora, que se convirtió en nuestra identidad provisoria y virtual. Cuando hablamos de jugar, no nos referimos a “alivianar” los intercambios, ni siquiera a dinamizarlos, sino a buscar herramientas que nos permitan ganar en profundidad, en otras perspectivas que nos interpelan. El juego es constitutivo de los procesos de aprendizaje. Lo saben las Madres de Plaza de Mayo con sus rondas de los jueves en las que laten todas las resistencias, y en donde se concreta la cita con sus hijas e hijxs. Lo saben lxs zapatistas o lxs piqueterxs, que se han puesto pañuelos sobre los rostros, y juegan a las escondidas con el poder. Desaparecen sus rostros para aparecer como sujetxs colectivos.
El juego es parte de la educación popular, porque jugamos a cambiar al mundo, y nos jugamos en ese esfuerzo. También lo es el arte popular, que permite contar la historia y comprender al mundo desde diferentes lenguajes, y con mayores posibilidades de soñar los cambios necesarios. Las reflexiones sobre la subjetividad rebelde, nos recordaron a ese Paulo Freire que nos decía que el educador popular debe ser un artista, un pintor, un esteta, un poeta, que recanta, redanza y reencanta el mundo.
Los Círculos de Cultura Popular no fueron solamente momentos de reflexiones, sino en su diversidad y en su unidad, ejercicios de alfabetización colectiva. Pudimos deletrear, componer en sílabas y palabras, codificar y decodificar cómo pensamos las experiencias vividas, y cómo realizar nuevos caminos, que ya no podrán ser iguales a los que vivimos antes. Comprendimos que nunca se puede volver hacia atrás cuando participamos de procesos que aspiran a revolucionar todas las dimensiones de la vida. Podemos recuperar experiencias de esos procesos, pero como el río, las aguas ya se han movido y no nos encontraremos en el mismo lugar que antes. En ese sentido, la teorización de nuestras experiencias es fundamental para que conozcamos dónde se encuentran las piedras, los obstáculos, las energías que nos empujan y las que nos arrastran con su furia.
Los Círculos de Cultura Popular abarcaron temáticas concretas como las experiencias de las luchas contra la criminalización de los movimientos, o contra las políticas extractivistas. Se analizó cómo aportar desde los procesos de educación popular, en momentos en que el poder recrea las modalidades de criminalizar a quienes luchan, para tenerlxs amordazadxs, y desplegar tanto la represión, como incluso los crímenes directos de activistas. Las miradas desde la memoria popular, desde los aprendizajes contenidos en ella, permitieron un diálogo intergeneracional, y también actualizar las estrategias de enfrentamiento a la militarización, la represión y la estigmatización de quienes se enfrentan a las múltiples violencias del sistema. Paulo Freire, con sus reflexiones sobre la violencia de los poderosos y las formas de violencia popular, dieron pistar para pensar en clave de autodefensa, de políticas de cuidado, de resistencia en el plano comunicacional, y en la formación de militantes.
Entender cómo es el capitalismo del siglo 21, la propuesta del socialismo en el siglo 21, compartir los muchos sentidos con que se nombra al “buen vivir”, dialogar sobre los modos de producción basados en la devastación de la naturaleza, que nos dejan sin la casa común, es un modo de pensar las lógicas viciadas por el fetichismo de la mercancía, que nos hacen “creer” –incluso en el contexto de la destrucción de la naturaleza- que no hay otro modo de vivir, apartándonos de los dictados esencialistas del “desarrollo”, la “civilización”, el “progreso”, de la cultura capitalista, machista y racista. Es también problematizar la militarización y la represión que acompañan a ese modelo destructivo. Es discutir la paz y sus trampas, la guerra y sus muchos modos de matar y morir, la cultura mercancía y los lenguajes encubridores de la política que hace de lo real el modo de nombrar la resignación y la adaptación al mal menor.
Un espacio importante tuvieron las miradas críticas y autocríticas sobre las experiencias de educación popular en las que participamos. Nos hicimos muchas preguntas sobre sus límites, sobre las capacidades y debilidades que tienen para generar un diálogo intergeneracional, para enamorar a los y las jóvenes, para sostener la dimensión antirracista y antipatriarcal, para interactuar entre teoría y práctica –por ejemplo cuando encaramos el trabajo voluntario o la construcción comunitaria-, para que tenga una intencionada dimensión política, o para evitar la simplificación de los discursos y de las pedagogías, cuando de lo que se trata es de cambiar al mundo.
Siendo problemas específicos los que trabajamos en los círculos de cultura popular, que surgen de los obstáculos y posibilidades que enfrentamos en las luchas cotidianas de sobrevivencia y en la creación de alternativas de poder popular, no fueron sin embargo miradas fragmentadas, ni promovieron reflexiones sobre recortes de la realidad que vivimos. Las búsquedas de los círculos de cultura popular fueron dirigidas a encontrar palabras generadoras que nacieran de nuestras experiencias político organizativas, para recrear un modo de alfabetización política que nos permita comprender el mundo, identificando y enfrentando a la pedagogía de la crueldad que pretende naturalizar todas las opresiones.
La alfabetización política, amplía el universo de ideas que nombran actos y actores/as, sujetas y sujetxs no sujetados. Es un camino para rehacer nuestra comprensión sobre los modos de dominación que ejercen los poderosos sobre los pueblos y la naturaleza. La pedagogía popular va tejiendo las redes que nos ayudan a encontrar caminos, y si éstos no existen, a abrirlos a fuerza de rebeldía organizada.
Por ello, cuando pensamos en la educación popular en pleno siglo 21, recuperamos del legado de Paulo Freire algunos núcleos fundamentales como son: aprender enseñando y enseñar aprendiendo, la pedagogía de la pregunta, de la curiosidad, la educación como un diálogo de saberes en la que todas, todos, todes tenemos algo para aprender y algo para enseñar, la educación popular como relación íntima de teoría y práctica, la experiencia de creación colectiva de conocimientos, de teorizar desde la práctica, de leer el mundo y escribir la historia como intelectuales orgánicos, considerando a los movimientos populares y tendiendo a que sean cada vez más intelectuales colectivos.
Un lugar estratégico lo asumió el diálogo sobre la educación popular con niñas, niños, niñes que crecen y se organizan para vivir vidas más plenas, enfrentando no sólo al patriarcado, al capitalismo, al colonialismo, sino también y muy especialmente al adultocentrismo. Pensando a Paulo Freire, desde las miradas de esxs niñxs, podemos entender que el mundo que estamos creando ejerce múltiples violencias sobre quienes no tienen por qué asumir el no lugar en el que quedan sus perspectivas de vida en los planes de la hegemonía del poder, pero también en muchas organizaciones que buscan revolucionar al mundo. Pedagogía de los oprimidos, oprimidas, oprimides, la educación popular va descubriendo opresiones como la generada por la invisibilidad del deseo y de los proyectos de la humanidad pequeña de sueños grandes.
También conceptualizamos cómo existen derechos no respetados ni reconocidos, como los de la naturaleza, vulnerados cada día por las políticas extractivistas. Recuperamos, en contextos de profundización de los extractivismos y del saqueo a la naturaleza, una pedagogía de la tierra, formulada fundamentalmente por el Movimiento Sin Tierra de Brasil, que nos reeduca y que nos libera de la cultura predatoria, que nos obliga, como educadores críticos, a superar una idea instrumental y cosificadora de la naturaleza. Pensamos y repensamos la pedagogía de la tierra, a la que se acercó Freire en sus últimos años, con la comprensión de que la tierra era la gran oprimida, por ser vista sólo como un espacio del sustento, como algo a controlar y dominar.
Si algo nos ayudó a pensar este proceso de encuentros y diálogos, es a cuidar las llamitas de la pasión en las revoluciones. En clave mariateguiana, guevariana, martiana, cultivamos la palabra verdadera en el alfabeto del mundo del revés, que comienza con la “Z” zapatista y dibuja la “A” del abya yala.
En la “R” cultivamos la rosa plebeya, la Rosa Luxemburgo, que nos invita a mirar la vida con todos sus aromas y colores, con sus Rebeldías y amores. La Rosa Luxemburgo de las Revoluciones, la Rosa polaca e internacionalista, nos ayuda no sólo a pensar nuevamente de qué socialismo hablamos, sino también la necesidad de sentirlo en la lengua originaria, no colonizada por las ocupaciones. Es una Rosa europea, muy capaz de temblar por el dolor del pueblo aplastado por las intervenciones guerreristas imperiales, así como por el dolor de los bueyes, bajo el látigo de los que creen que la brutalidad garantiza la eficacia en el trabajo.
El Paulo Freire revisitado, un siglo después de su nacimiento, tiene buen humor como siempre, y se burla de quienes han levantado dogmas como edificios de cemento. Nos invita a hacer de la dialéctica revolucionaria un modo de entender la vida, en donde jamás podemos quedar estancadas/os en los logros, las conquistas de los pueblos, porque si nos estancamos retrocedemos, pero tampoco podemos inmovilizarnos frente a las derrotas, los retrocesos, porque es en el movimiento, en la confianza en los pueblos, en donde reside nuestra fuerza y el optimismo de que nada se pierde, si sabemos hacer del camino mojones de conciencia colectiva, de subjetividad transformadora.
No hay vacunas de esperanza, no hay maneras de transmitir la resistencia con las meras palabras. Los Círculos de Cultura Popular, en los que participaron tantos y tantas activistas que cotidianamente se levantan y piensan que ese día no se resignarán, que seguirán sembrando y cultivando solidaridad, hacen de la pedagogía del ejemplo la fuerza más poderosa para sostener las rebeldías.
Este libro intenta transmitir con voces diversas, los variados diálogos sostenidos a la luz de Freire. Múltiples saberes fueron enredándose y creando un tejido multicolor, que dibuja en su centro a la estrella guevariana, y que se cubre también con todos los pañuelos que nacieron en luchas diversas, y en especial con el de las Madres de Plaza de Mayo, que han hecho pedagogía de la no resignación, de la libertad, del caminar para limpiar las malezas del terror, para cuidar la vida en todas sus formas. Con ellas aprendimos, que lo imposible, solo tarda un poco más.
CONTENIDO DEL LIBRO:
ARTICULOS DE PRESENTACIÓN
- DIÁLOGOS EN COLECTIVO PARA REPENSAR A FREIRE Y LA EDUCACIÓN POPULAR – Rosa Elva y Zúñiga López
- PEDAGOGÍA DE LA LIBERTAD POR LOS CAMINOS CON PAULO FREIRE – Claudia Korol y Álvaro Álvarez
CIRCULOS DE CULTURA POPULAR PAULO FREIRE
- DIÁLOGOS PARA CAMINAR LA ESPERANZA – REFLEXIONES DESDE EL CÍRCULO: EDUCACIÓN POPULAR, PREGUNTAS DESDE NUESTRAS EXPERIENCIAS Y TERRITORIOS – Paula Talamonti y Silvia Bignami
- HACIA UNA EDUCACIÓN POPULAR MIGRANTE Y ANTIRRACISTA – Ivan Torres Leal y Emilie Barte
- LUCHAS ANTIEXTRACTIVISTAS Y EDUCACIÓN POPULAR EN DEFENSA DE NUESTROS CUERPOS Y TERRITORIOS. PEDAGOGIZAMOS LA VIDA – Álvaro Álvarez y María Belén Gariboldi
- EDUCACIÓN POPULAR Y PEDAGOGÍAS FEMINISTAS – Nati Di Marco
- APORTES DE LA EDUCACIÓN POPULAR A LAS LUCHAS CONTRA LA CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA SOCIAL – Martina Korol y Juan Pablo Guadagnoli
- DIÁLOGO DE SABERES PARA EL BUEN VIVIR CIRCULO DE SALUD POPULAR Y EDUCACIÓN POPULAR – Ana Peretto, Cecilia Falcon, Micaela Martignoni y Claudia Korol
- EDUCACIÓN POPULAR Y PEDAGOGÍAS DE LA MEMORIA – Analía Rivadera
- MASCULINIDADES CRÍTICASY EDUCACIÓN POPULAR – Juan Pablo Guadagnoli
- ARTE POPULAR Y EDUCACIÓN POPULAR – Maria Paz Rey y Martina Korol
- DESARMANDO PALABRAS, AGITANDO ALAS PARA ACERCAR MUNDOS – DIÁLOGOS ENTRE LA JINEOLOJÎ Y LA EDUCACIÓN POPULAR – Nathalia Benavides
- LEER LA PALABRA, LEER EL MUNDO – ALGUNAS REFLEXIONES DESDE EL CÍRCULO DE CULTURA ALFABETIZACIÓN Y EDUCACIÓN POPULAR – Silvia Bignami, Beatriz Castro, Patricia Delpino y Elsa Rosa Limia
- CONSTRUCCIÓN COMUNITARIA, TRABAJO VOLUNTARIO Y EDUCACIÓN POPULAR – María Belén Gariboldi
- NIÑECES Y EDUCACIÓN POPULAR – Gabriela Roqueta
FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN POPULAR
- DIÁLOGOS SOBRE LOS FUNDAMENTOS DE LA EDUCACIÓN POPULAR – Anibal Mosquera
- EL PENSAMIENTO Y LA EXPERIENCIA DEL CHE Y DE MARIÁTEGUI EN LA EDUCACIÓN POPULAR – Hernan Ouviña y Claudia Korol
- EL PENSAMIENTO Y LA EXPERIENCIA DE JOSÉ MARTÍ Y DE FIDEL CASTRO EN LA EDUCACIÓN POPULAR – Esther Pérez y Marilin Peña
- EL PENSAMIENTO Y LA EXPERIENCIA DE PAULO FREIRE EN LA EDUCACIÓN POPULAR – Djacira Araújo y Verónica del Cid
- EL PENSAMIENTO Y LA EXPERIENCIA DE ANTONIO GRAMSCI EN LA EDUCACIÓN POPULAR – Silvio Schachter y Hernán Ouviña
- EL PENSAMIENTO Y LA EXPERIENCIA DE ROSA LUXEMBURGO EN LA EDUCACIÓN POPULAR- Alejandra Ciriza y Claudia Korol / Presentación del libro compilado y traducido por Lisa Buhl y Sofía Ruiz “Vivo más feliz en la tormenta. Cartas a amigas y compañeras de Rosa Luxemburgo”